Se acerca la noche mágica de São João en Oporto, en dónde cientos de miles de personas se dan cita en la baixa de la ciudad lusa durante la noche del 23 al 24 de junio, que digo cientos…. toda la región y parte del extranjero.
Mi experiencia se remonta años atrás cuando el pequeño Edgar aun era un proyecto. Pasar el día de São João en Oporto es algo muy especial. Si a nosotros nos gusta la fiesta a los portugueses mucho más y este es un claro ejemplo.
Si váis con niños lo mejor es buscar un hotel más alejado del núcleo central de la fiesta, ya que los precios se dispararán y tampoco creo que encontréis disponibilidad. Hay hoteles muy bien conectados con paradas de metro cercanas y lo más importante es que el transporte funcionará durante toda la noche.
Durante el atardecer, en cada rincón de Oporto y Vila Nova de Gaia os encontraréis con diferentes fiestas vecinales (festarolas) en dónde el olor a sardinas a la brasa y vino de oporto es muy intenso. Al anochecer empezarán a flotar miles de farolillos de papel. Un ritual importado de China en el que tras encender una base de paja y quemar tus deseos, el farolillo se llena de aire caliente y asciende iluminando el cielo.
Otra de las cosas «rarunas» que os podéis encontrar en São João es que la gente porte entre sus manos unos tiestos con plantas de albahaca llamados «mangericos» (o misirica, como le llamaba yo de pequeñito). Están adornadas con un clavel de papel que sostiene una banderilla donde se pueden leer los siguientes versos:
«Hasta los moros en la morería
celebran San Juan.
Cuando los moros lo celebran
¿los cristianos qué harán?».
Estas estrofas de cuatro versos a San Juan, claman al santo las bendiciones del amor.
Pero ¿por qué es tan divertida la fiesta de São João?
El ambiente que rodea este festejo es algo único y no os asustéis si alguien os golpea la cabeza con un martillo de plástico. Es otra de las tradiciones que os resultarán irresistiblemente divertidas y que han evolucionado ya que antiguamente se utilizaba un puerro para golpear al compañero y era un empujón para que saltara la hoguera tras un nuevo sorbo de vino tinto.
Aquí también se saltan las hogueras. Y vaya si se saltan…
El ritual de saltar el fuego está relacionado con la asociación de San Juan al Sol. También encuentra su origen en la práctica ancestral de reproducir al astro-padre en la Tierra, como homenaje a los beneficios que nos trae. Por otra parte, representa el fuego de la virilidad y su poder protector. En el Algarve, al sur de Portugal, las madres pasaban a sus niños enfermos o debilitados sobre las llamas para protegerlos de los males.
Las luces reflejándose en el Río Douro es otro de los atractivos del festejo, sobretodo si lo visualizáis desde un punto alto. Durante la noche circularán decenas de barcos y navegarán patrullas de policía portuaria con las luces a todo trapo.
En cada una de las embarcaciones de recreo se celebra una fiesta privada. Si os rascáis el bolsillo quizás podáis encontrar algún hueco libre reservando con muchíiiisima antelación.
En la orilla de Vila Nova de Gaia, se mezclan festejos tradicionales con fiestas VIP con personajes de la farándula portuguesa. Desde luego quien diga que las portuguesas son feas, es que han viajado muy poco a Portugal. El estilo es un punto que caracteriza al portugués de clase media-alta.
Y llega el momento de los fuegos artificiales. A las 00:00 se retiran todos los barcos de recreo, la gente empieza a tomar posiciones, se nota el nerviosismo en el ambiente, lloros de los niños (calla niño, que ya empiezan), la música comienza a sonar y desde diferentes bateas dispuestas por el río emerge una explosión de ruido y luz que os dejará alucinados.
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