Pena dos Namorados y paseo fluvial

pena dos namorados

El ayuntamiento de O Carballiño puso en marcha en noviembre del año pasado una rehabilitación completa del acceso a uno de los rincones más pintorescos de la zona como es Pena dos Namorados a orillas del río Arenteiro.

Para acceder a Pena dos Namorados tendréis que caminar por un sendero que sigue el curso del Arenteiro al término del área recreativa y playa fluvial de la Piscifactoría. Otra manera más fácil es desde las pallozas do Arenteiro.
Este conjunto de rocas graníticas de grandes dimensiones y coronadas por una de ellas que se mantiene por su base se relaciona según los historiadores con un asentamiento del periodo del Paleolítico, por los hallazgos de restos encontrados en sus cercanías y creen que Pena dos Namorados pudo pudo haber sido un monumento mágico-religioso por los primeros pobladores de estas tierras. Durante las labores de limpieza, rehabilitación y acondicionamiento llevadas a cabo en 1996 por la Escuela Taller Terras do Arenteiro aparecieron restos de una antigua ermita.

Es uno de los rincones más pintorescos de O Carballiño. Su configuración y situación, a orillas del río Arenteiro, con abundancia de cantos rodados, le confieren un cierto encanto romántico, generándose a lo largo de la historia un sin fin de leyendas relacionadas con tesoros y amoríos.

Uno de ellos y

según cuenta la leyenda es en realidad un homenaje a un fatídico desenlace de una relación amorosa. El jóven Boán, pagano, para cortejar a su cristiana enamorada de nombre Marta, pidió ayuda a una sacerdotisa y esta le ofreció un remedio: beber una pócima de doble efecto. Si Marta ya estaba rendida a los pies de Boán, se volvería loca. Si no, haría prender la chispa del amor. La profecía se cumplió pero en la peor versión ya que la joven ya había perdido desde un principio el sentido por el pagano, por tanto, enloqueció y se suicidó desde esa roca.

 

Muy próximo a este punto de interés, se encuentra otro de los más conocidos en el parque etnográfico del río Arenteiro. Se trata de un acceso con mucho encanto que conduce a una serie de pasarelas de madera que continúan a lo largo de curso del río durante unas cuantas decenas de metros.

 

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