El túnel de Montefurado es uno de los grandes hitos del imperio romano y una grandiosa obra de ingeniería.
Este enorme agujero de 52 metros de largo, 20 metros de ancho y más de 20 metros de altura tenía la finalidad de secar una parte del lecho del río Sil desviando su curso para poder recoger con facilidad y rapidez el oro que arrastraba sus aguas.
Probablemente la obra comenzó en tiempos del Emperador Trajano y fueron miles de hombres los que trabajaron para producir en el noroeste peninsular cerca de 20.000 libras de oro anuales (5460 kg) que en su gran mayoría eran enviadas a Roma.
En el año 1934 una gran riada provocó el derrumbe de la mitad del túnel, que originalmente tenía unos 120 metros, y éste quedó tapiado y devolvió al río por su antiguo canal, anegando tierras y cultivos.
El río no vuelve la circular por el túnel hasta 1941 ya que nuevas riadas y la Guerra Civil Española impidieron que se finalizara la reparación, tras la cual, las tierras por las que circulaba el río se quedaron como humedales de gran biodiversidad.
Este derrumbamiento supone que no existan restos en la actualidad del castillo que se situaba sobre el túnel, el cual se puede encontrar en diversos documentos gráficos y en las historias del lugar. Se conocía con el nombre de Castillo de Pena do Corvo.
Cómo llegar al túnel de Montefurado
Para llegar al Túnel de Montefurado, podéis hacerlo desde la carretera nacional en el desvío debidamente señalizado. El túnel se puede observar por ambos lados.
El lado norte está señalizado y se accede a través de unas escaleras que nos conducen al lugar. Si queréis llegar al otro lado en coche bastará con seguir la carretera hasta la playa fluvial de Os Covallos.
Siguiendo esta carretera y cogiendo un desvío a la izquierda llegaréis al Mirador de Anguieiros donde podréis disfrutar de unas vistas maravillosas del lugar.
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