Samaín Briz

samaín briz

Comienza la cuenta atrás para la celebración del popular evento Samaín Briz que se celebra en la conocida Finca Briz y que volverá a convertirse en un bosque del terror el próximo 31 de octubre coincidiendo con la festividad de la noche de los difuntos.

Durante esta noche el parque se convertirá en un espacio temático del terror en el que se espera una afluencia de unas 3.000 personas. El parque, que como en anteriores ocasiones se decorará de Samaín para la ocasión, abrirá sus puertas a media tarde dependiendo de la climatología.

La organización ha preparado diferentes recorridos a lo largo de los cuales los participantes no solo vivirán terroríficas experiencias, sino que también estarán expuestos a recibir sustos. En el recinto habrá también animación, puestos de comida, música y espectáculos.

También se contempla el espacio, “PequeSamaín”, especialmente ideado para niños y niñas de menor edad.

El acceso es gratuito y no es necesario realizar reserva. Será por orden de llegada, por lo que habrá que guardar cola.

Toda la información en la web oficial.

Orígenes e historia del Samaín

El Samaín o Samhain es una tradición de origen celta siendo la más importante del pueblo pre-románico que habitaba nuestras tierras. Marcaba el fin del período de las cosechas y el inicio del frío y la oscuridad, así como el año nuevo.

Según los estudios, este rito constituía la principal fiesta del pueblo celta y estaba dirigida por los druidas o hechiceros, que no sólo ejercían de líderes religiosos, sino asimismo como curanderos y principales garantes de las tradiciones.

Se cree que esta celebración era común a todos los pueblos celtas: por supuesto, los que habitaban Galicia y Asturias antes de la llegada de los romanos, pero también los de la actual Gran Bretaña, Irlanda y buena parte del norte de Europa.

Los ritos de Samaín implicaban mucho más que el festejo de su traducción literal, “fin del verano”. Significaban el paso de un año al siguiente, de forma similar a nuestra Nochevieja, pero también el puente o pasaje de un mundo al otro.

Es decir, el Samhain trazaba una suerte de canal mágico en el que los muertos, con un permiso temporal, podían cruzar al mundo de los vivos para visitar a sus seres queridos -si habían sido bondosos en vida- o bien para aterrorizarlos o al menos molestarlos, en línea con las malvadas actitudes que habían mostrado en la tierra.

Aunque el Samaín se prohibió a partir de la llegada de Roma a las Islas Británicas, algunas de las costumbres quedaron en aquellos pueblos, que con el transcurso de los siglos emigraron a Norteamérica, especialmente los irlandeses y escoceses en los siglos XVII y XIX, exportando estas creencias y popularizándolas.

Mientras, el Samaín siguió celebrándose en Galicia, desde luego bajo una versión mucho más lúdica y festiva que la original. Las grandes hogueras se cambiaron por la lumbre en las casas, que se mantenía toda la noche encendida para que el visitante se sintiera caliente y acogido. También se le reservaba comida en la mesa y una silla vacía.

Otra tradición celta consistía en dejar una calavera de un enemigo en la ventana, con una vela encendida, para evitar visitas “indeseadas”. Con el devenir de los siglos, los gallegos las sustituyeron por nabos vaciados de gran tamaño o por calabazas talladas con forma de caras en las que se introducía una vela.

Fotos: Concello de Marín

Sé la primera persona en comentar

Escribe una respuesta

Tu email no será publicado.


*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.