Sobreiras do Faro y Cano dos Mouros. Miradores naturales para visitar en familia.

Sobreiras do Faro es el primer Espacio Privado de Interés Natural de Galicia y posee una gran riqueza ecológica y etnográfica.

Situados dentro del conjunto denominado Ruta Máxica de Oia, en la que disfrutaremos de sus diez miradores, nueve conjuntos de petroglifos como los de A Cabeciña o Pedra Lan con más de 4.000 años de antigüedad (algunos únicos en el continente europeo), dos castros como o Cano dos Mouros y las Sobreiras do Faro (el bosque mediterráneo más occidental de Europa) y las más que conocidas Pozas de Mougás.

Además, a principios del 2016 recibían un nuevo reconocimiento, catalogando As Sobreiras do Faro de Viladesuso, «árbores senlleiras» de Galicia.

Ni falta que hace decir que las vistas desde lo alto de estas montañas es increíble y mucho más si tenéis la oportunidad de ver una puesta de sol.

En nuestra primera parada de este pasado sábado, veníamos de retirada tras haber visitado la Poza do Arco, por lo que en este caso la visita fue corta aunque nos dio para alguna que otra foto, eso sí, el domingo había que repetir concienciado de que la caminata iba a ser larga.

Lo primero que encontraréis al llegar a la zona son los diferentes carteles orientativos  indicando los puntos de interés más importantes.

  • CANO DOS MOUROS

A 286 metros sobre el nivel del mar, este castro se sitúa entre otros dos: A Cabeciña y Chavella. Se conoce que su función era la de controlar posibles puntos ciegos, actuando de visión 360º. De menor tamaño que el castro de Cabeciña pero de características similares.

  • AS GOTEIRAS

El petroglifo de As Goteiras está situado al lado del picadero. Hay un panel explicativo con el calco y los grabados se ven bastante bien, eso sí las vistas desde aquí no son tan espectaculares, pero merece la pena hacer un alto en el camino.

  • SOBREIRAS DO FARO

Por el margen izquierdo encontraremos el sendero que conduce a Sobreiras do Faro una auténtica reserva de alcornoques cuyo peligro de desaparición es evidente con la invasión del eucalipto.

Os voy a ser sinceros. Mi intención era subir a lo más alto del mirador y tenía la impresión de que ese camino me iba a llevar a él, pero nada más lejos de la realidad… el sendero iba descendiendo cada vez más y más hasta llegar a un «embudo» del valle por el cual atraviesa el río Broi, que con fuertes lluvias forma fervenzas.

Tras unos cuarenta minutos de trayecto de ida tocaba la vuelta, pero con la espinita clavada en querer subir a la cima más alta y como buen capricornio que soy, la cabra siempre tira al monte así que mientras llegaba al punto de partida decidí ascender no sin antes acordarme de todos los tojos que me recibían con los brazos abiertos.

Cuando conseguí llegar a la cima de esta «montaña» y mientras un rebaño de cabras me saludaba preguntándose «¿y este que hace aquí?» se me vino el mundo a los pies. Aun me quedaban otros 500 metros de ascenso con un nivel más pronunciado, pero ya que estaba aquí no iba a desperdiciar el momento.

El momento de llegar a la cumbre y ver todo ese paisaje merece mucho la pena.

El descenso es un poquillo más complicado ya que las piedras y la arenilla de las rocas resbala bastante. ¿Sabéis como camina Rajoy? pues así me sentí yo al bajar. Eso si, que equilibrio oye!

Este tramo no está recomendado para niños.

 

 

 

 

 

Sé la primera persona en comentar

Escribe una respuesta

Tu email no será publicado.


*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.