Ruta marginal del Río Miño en Melgaço

ruta marginal del río miño

Desgraciadamente tras los últimos incendios que hemos sufrido en Galicia y Portugal, muchos de los paisajes que os recomendábamos quedarán teñidos de negro durante muchísimo tiempo. Por suerte, algunos de ellos siguen intactos y este es uno de ellos. Ahora que por fin empieza a mostrarse el otoño tal y como es hoy os voy a hablar de la ruta marginal del Río Miño.

Esta ruta es la mejor manera de conocer Melgaço y el Río Miño. Un sendero que se inicia en el centro de la villa portuguesa, junto a las iglesias Matriz y Misericordia. Seguiremos la ruta dejando atrás el Solar do Alvarinho. Un edificio secular dedicado a promover el vino Alvarinho.

Continuamos a la derecha dirección Centro de Estágios do Monte Prado. Un maravilloso complejo con estadio de fútbol, pista de atletismo, campos de ténis, un área de recreo con minigolf (bastante abandonado por cierto) las famosas piscinas municipales de las que os hablaba en este enlace y el Hotel Monte Prado en el cual nos alojamos y del que os hablaremos más adelante.

A partir de ahora la ruta se realiza por unas pasarelas de madera al márgen del río. Quizás este sea el tramo de mayor belleza y el que os recomiendo en vuestra visita.

Desde las pasarelas podréis ver varias pesqueiras, muros de piedra construidos perpendicularmente a la corriente del río. Es uno de los pocos lugares dónde se conservan las viejas tradiciones de pesca de lamprea.

A lo largo de la ruta marginal del Río Miño os iréis encontrando paneles informativos y algún que otro banco para descansar.

El paseo termina en la localidad de Peso. Tierra de aguas termales muy reconocidas y apreciadas.

Pasarelas en otoño

 

Tenéis más información en este enlace.

Si os apetece también podéis completar la visita con los miradores de Arbo y otra ruta denominada As Pesqueiras. Os hablaba de ello en este enlace.

 

MONTE PRADO HOTEL & SPA****

 

 

Como os decía antes, en nuestra visita a la ruta nos alojamos en este hotel de cuatro estrellas. Sabéis que soy un enamorado de Portugal, pero lo cierto es que como siempre digo no os fiéis nunca de las estrellas de los hoteles lusos.

En nuestro caso nos alojamos en una Suite Confort con vistas a la montaña, bastante amplia aunque un poco sobria. No es un hotel familiar por excelencia aunque sí es cierto que con el tamaño XXL de la cama de matrimonio podrá dormir un niño con vosotros sin problema.

El cuarto de baño también es amplio, poco moderno y eso sí, con una bañera de hidromasaje muy relajante.

La piscina exterior no la hemos podido disfrutar debido al mal tiempo, pero estaba en perfectas condiciones.

El SPA no es muy grande. Tres chorros, uno de ellos averiado, y un jacuzzi. La parte positiva es que tendréis acceso ilimitado durante todo el día y eso se agradece.

El desayuno buffet muy escaso. Muy poca variedad. Bollería industrial, zumo de naranja de «bote» (muy rico y vicioso). La fruta brillaba por su ausencia y de cuatro variedades que había dos eran de lata. El servicio también escaso. Una sola persona para atender a 12 mesas y en ningún momento se acercaba a ofrecer café como suelen hacer en la mayoría de hoteles a los que he ido y han sido unos cuantos.

El servicio de recepción poco acogedor. Se limitaron a indicarnos la situación de la habitación y ya.

Encontramos una muy buena oferta en Booking por 63€ así que por ese precio mucho más no podemos pedir. Por ese precio es más que recomendable para una pequeña escapada por la zona o si queréis desconectar y relajaros en un entorno tranquilo.

Muy cerca tenéis muchas zonas para visitar como Castro Laboreiro o Peneda Gerês.

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